Al no poder absorber la industria ni el comercio a tan gigantesca solicitud de nuevos puestos de trabajo, la gran mayoría de las familias de los habitantes en los tugurios, callejones, corralones y barriadas se han dedicado al comercio semi - ambulatorio de innumerables mercancías, desde comidas en los “restaurantes de los agachados” hasta radios y
televisores, pasando por ropa, zapatos, repuestos para automotores nuevos y usados, menaje domético, etc., etc.
Estos comerciantes irregulares han dado nacimiento, a su vez a una industria informal, que no está inscrita en los registros correspondientes, que no tiene licencia y que tampoco paga impuestos. Se calcula que son decenas de millones de soles las que mueven diariamente los ambulantes y las industrias informales.
Los comerciantes ambulantes fueron invadiendo poco a poco determinadas zonas de la capital, hasta enseñorearse en las calles y avenidas del centro de Lima, y en las llamadas “paradi- tas” al lado de los mercados formales.
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